Crónica de Cheste (sábado)

Cheste es uno de esos circuitos en los que nunca me ha acompañado la suerte. Debuté allí en la Fórmula 1600 y no obtuve ningún resultado importante. El año pasado, en la Master Junior Formula, el motor se me paró cuando iba en primera posición y faltaban pocas vueltas para el final de la carrera. Hoy he vuelto a encontrarme con el fantasma de la mala suerte. Como el mes pasado en Albacete, me he visto implicado en un accidente que me ha dejado fuera de pista en la primera vuelta. Ahora bien, contrariamente a aquella carrera, hoy no he hecho ninguna maniobra comprometida. Nada más pasar la curva de final de recta, unas posiciones por delante mí unos cuantos coches del Campeonato se han chocado entre ellos; cuando he entrado en la recta, poco antes de llegar a la Doohan, he podido evitar el golpe, pero uno de los monoplazas que se había salido ha regresado a la pista, impulsado aún por la inercia de la colisión y sin control. Ha sido un momento muy violento, prácticamente no me ha dado tiempo a frenar, porque el coche se ha cruzado ante mí sin que lo esperara. Por ahora, es el accidente más fuerte que he tenido nunca en un fórmula. Según me han dicho algunos amigos que estaban viendo la carrera, en mitad de la nube de polvo que se había levantado se ha oído un golpe seco y muy fuerte, que era, precisamente, el impacto contra mi coche.



Como podéis ver en las fotos, ha quedado bantante dañado, especialmente la estructura de la rueda delantera derecha y el alerón, que ni tan siquiera hemos recuperado. De todos los pilotos que nos hemos quedado en el accidente, el más perjudicado ha sido Manuel Sáez-Merino, que según se decía por el paddock, ha tenido algunas consecuencias físicas. Espero que la cosa no sea grave y que mañana lo veamos recuperado.



Mañana, claro, saldré desde bastante atrás, cosa que me aleja, a priori, de las posiciones de podio. Con todo, lucharé lo más que pueda, con la esperanza de que el podio más próximo a mi casa deje de resistírseme.