Cabecera blog

jueves, agosto 02, 2007

Desde Pekín


Me hubiera gustado escribir este post nada más llegar a Pekín, pero entre unas cosas y otras no ha sido hasta hoy que he encontrado el momento de hacerlo.

Para empezar, me pasó algo en el viaje que pensaba que solo pasaba en las películas: justo antes de subir al avión, cuando nos cortaron la tarjeta de embarque, la azafata de Air France nos indicó que viajabamos en clase business (o “Espace Affaires”, que es como lo llama la compañía). ¡Pero nosotros teníamos un billete de turista! He de recononocer que tuvimos mucha suerte y que en business se viaja mucho mejor porque la comida es mejor, hay más espacio, te puedes acostar… De manera que llegamos a Pekín más descansados de lo previsto y cuando nos recogieron en el aeropuerto empecé a darme cuenta de cómo son realmente las ciudades chinas: gente, gente y más gente.

Desde mi llegada aquí el sábado pasado, no he podido hacer mucho turismo pero tampoco he podido rodar todo lo que estaba previsto por culpa de la lluvia. Casi todas las noches ha habido tormenta y, como el mantenimiento del circuito es algo así como nulo, la acumulación de agua en algunas curvas hace imposible que podamos pasar con el fórmula. A pesar de todo, he aprovechado el poco tiempo que hemos tenido y vuelta tras vuelta me he ido acostumbrando a este circuito, que se caracteriza por ser muy corto (2,4 km), estrecho y bacheado, justo todo lo contrario a lo que tuvimos en la pasada carrera en Malasia.

En cuanto a la ciudad de Pekín, he podido “disfrutar” del caos circulatorio, pero también de otras buenas cosas como la comida china. Por ejemplo, la primera noche fuimos a un restaurante con música en directo y una bailarina con su serpiente, pero disfruté más ayer por la noche cenando auténtico pato pekinés.

Todavía he visto muy poco de Pekín, pero lo que me gustaría ahora es poder conocer mucho más, aunque tendrá que ser en el próximo viaje porque hasta el domingo tenemos mucho trabajo en la pista. En cualquier caso, lo que sí que espero es que no llueva ni el viernes, ni el sábado por la noche. Cruzaré los dedos.

No hay comentarios: