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domingo, diciembre 10, 2006

Cómic y motor (I). Sabotaje (1983)



Hace poco, cuando la librería
Futurama se implicó en la campaña Apoya a Pampló, Nuria, una de las almas de la tienda, tuvo la amabilidad de darme una selección de cómics relacionados con el mundo del motor. Teniendo en cuenta que los cómics empezaron a gustarme casi antes que los coches (que no es poco), me pareció que era una buena idea dedicar una serie de entradas a estos libros en los que se dan la mano una de mis mayores aficiones y mi dedicación deportiva y profesional.

Entre los cómics seleccionados había una joya: Sabotaje, un álbum de Daniel Torres publicado por Norma en el año 1988 (¡cuando yo tenía sólo un añito!). Se trata de un álbum muy bien editado, a todo color y con un un prólogo muy curioso en el que el autor nos relata la génesis del cómic y nos permite observar algunos bocetos que realizó mientras lo preparaba. En realidad, Sabotaje es un encargo que la editorial belga Magic Strip hizo a Daniel Torres el año 1983 para la colección Atomium. La edición castellana, a pesar de ser más moderna, es la única que se ha hecho hasta ahora, por lo que tener el libro entre las manos es toda una suerte (¡gracias, Nuria!).


El cómic es una historia bastante sencilla, cuyos detalles no puedo revelar, pero que, a grandes rasgos, nos presenta la obsesión de un ingeniero por construir un coche ganador para Le Mans. Ambientado en Francia en el año 1960, el cómic -según declara Torres mismo- es un homenaje a un época del diseño en general y del diseño automovilístico en particular. Los vestidos, los edificios, los electrodomésticos que encontramos en las viñetas, extraordinariamente bien dibujadas, nos remiten a un imaginario que recuerda, por ejemplo, películas com Con la muerte en los talones o Atrapa a un ladrón.


Aunque el prototipo que diseña el protagonista no se corresponde exactamente con ningún coche existente, en el cómic podemos intuir modelos clasicos de los cincuenta y principios de los sesenta, que ahora asociamos con el glamour y la elegancia, como el Ford Thunderbird o el Buick Special; por supuesto, por las carreteras del relato también encontramos otros vehículos más utilitarios, com el Fiat 500. En las últimas pàginas, cuando la acción se traslada al circuito de Le Mans, las viñetas se llenan de mitos de la historia de las carreras, como no podia ser de otro modo. No en vano, es la época que grandes de la Fórmula 1 como Juan Manuel Fangio o Stirling Moss también brillaban en Le Mans. En la antepenúltima viñeta, vemos la característica salida de aire del Mercedes 300 SL y en la penúltima reconocemos un Jaguar D-type, con una identificativa aleta aerodinámica, y un Ferrari 250.


Por cierto, en Futurama han abierto una Tintinería. Además de invitaros a visitarla, adelanto ya que dentros de un tiempo hablaremos de los álbumes de Tintín en relación al motor, ya que los coches que aparecen recorren casi cincuenta años de historia del diseño.

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